Filosofia de la vida

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Marie-Rose Ideas básicas enseñadas en los cursos por Marie-Rose.Durante muchos años había creído que algunas personas tenían suerte y otras no.También había creído que la vida era injusta con las que no la tenían.
Hasta que un día leí la siguiente frase: “Todo lo que tienes en tu vida se encuentra ahí porque tú misma lo has atraído”.
Me quedé, por supuesto, muy sorprendida pues mi vida no había sido muy agradable en muchos aspectos (enfermedades, vida muy difícil, etc.) Me parecía imposible el haber yo misma atraído todas estas situaciones negativas pues, evidentemente, me creía positiva como la mayoría de la gente. Pero, de hecho, no era positiva, era optimista. Sobre todo estaba llena de creencias negativas.

Las creencias son todos los pensamientos, ideas y principios que la educación y la sociedad nos inculcan y que se transforman en un esquema sirviendo de ejemplo para la realización de nuestra vida. Y todos hemos recibido programaciones negativas ya que nuestra sociedad es muy negativa, y claro, como todo el mundo funciona según los mismos valores, las mismas reglas, ya nadie ve lo negativo y esto se considera como “normal”.
Y la vida funciona de acuerdo a todas estas programaciones, a todas estas falsas creencias que tú les has permitido que entren en tu vida desde tu infancia.
Las niñas deben hacer esto y no eso, deben decir esto y no eso. Los niños deben hacer esto y no eso, deben decir esto y no eso… la vida es así, la gente es así y el trabajo es así… y así por toda la vida…
y cada uno fundamenta su vida de acuerdo a lo que ha recibido como información desde pequeño.
or supuesto que existe también lo que tú sabes conscientemente respecto a ti: las creencias que sabes que están ahí, en ti, pero también hay una inmensa mayoría de todas ellas que están todavía incrustadas en tu subconsciente. Estas son las creencias que tú misma has adquirido y acumulado dentro de ti y que ni siquiera te acuerdas, pero ahí siguen, en tu subconsciente. Tú misma las has impregnado sin saberlo y tú misma las puedes descubrir ya que tu vida te las muestra cada día a través de tus propias experiencias.
Las creencias y los pensamientos que tienes son como vibraciones sutiles que emanas a tu alrededor, como si tiraras una piedra en un estanque la cual al caer va formando círculos más y más grandes a su alrededor.
Por ejemplo, si tienes miedo de los perros, emanas esta vibración y aún si te encuentras en medio de muchas personas, el perro se va a dirigir directamente a ti y te va a ladrar. Tú misma atraes esta situación en función de lo que tienes al interior de ti, en tu subconsciente, aún si no lo piensas en ese momento. Y así es por todo lo que pasa en tu vida a cualquier nivel y en cualquier aspecto.
Todas las situaciones de tu vida son el espejo de tus creencias, pensamientos y vibraciones que emanas consciente o inconscientemente.

En este período, aprendí a descubrir el poder creador de los pensamientos, así como de las palabras, pues, claro, yo había aprendido que en la vida cada quien cosecha lo que siembra, pero de hecho para mí en esa época pensaba que eso se aplicaba únicamente a las acciones.
En verdad yo no creía que los pensamientos podían tener un efecto en la vida ya que nadie los podía percibir del exterior. Las palabras volaban y solamente lo que estaba escrito se tomaba en cuenta y se le daba importancia en nuestra sociedad occidental tan intelectual y tan segura de saber la verdad, creyendo saber más que las otras culturas.
En algunas sociedades más primitivas, por el contrario, la palabra ha sido siempre muy importante y respetada. Son culturas que han utilizado el poder del pensamiento, de los sueños y de otras dimensiones de uno mismo juzgadas inexistentes por los científicos que no creen en otra cosa que en lo concreto, en lo comprobado, en lo palpable del mundo físico.
Los indios americanos viven en armonía con la naturaleza, hablan con los árboles y con los animales. Aman y respetan su medio ambiente. A cambio, la Tierra les alimenta y viven felices. No viven la escasez.
Los Aborígenes de Australia, que viven siempre en el desierto utilizan todavía sus capacidades de telepatía y requieren menos de la palabra. Comunican de otra manera. Viven la abundancia ya que todos los días el Universo y la Tierra llenan sus necesidades y cumplen sus deseos. Eso es casi imposible creer para un espíritu científico e intelectual que piensa que es superior y que ha evolucionado mucho.
Quiénes son realmente los Seres más evolucionados en esta Tierra?
aquéllos que viven en armonía con la Naturaleza y reconocen a la Tierra como su Madre, cuidándola con amor y respetándola y también aquéllos que están unidos a las energías cósmicas, o sea, al Cielo y lo reconocen como su Padre?
o bien, aquéllos que creen saber más que otros, creyéndose más poderosos y superiores sin tomar en cuenta el Universo, ignorantes de las interacciones que existen entre la Naturaleza y el hombre, queriendo hacer todo por la fuerza imponiéndose a las circunstancias? ¡No solamente no respetan la Tierra sino además a menudo la destrozan!

Así es como acepté aprender a vivir según otras creencias ya que, si hay leyes terrestres, tiene que haber leyes cósmicas, leyes universales que me parecen más justas pues son las mismas para todos, absolutamente para todos, sin excepción, sin privilegio, sin favoritismo y sin escapatoria y decidí ver cómo sería mi vida usando otros criterios en vez de aquéllos con los que yo había crecido y vivido hasta ese momento.
Empecé a cambiar mi forma de actuar para llegar a otro resultado en mi vida. Era como un cambio de frecuencia.
Aprendí a ver la vida y las situaciones, desde otro punto de vista, con otra mirada, otra percepción. Comencé a cambiar mi comportamiento, a convertirme más positiva y ahí me di cuenta de todo lo negativa que era y a qué punto siempre esperaba lo peor y, evidentemente, eso me sucedía. ¡Me quedé espantada de ver a qué punto había sido negativa y, algunas veces hasta violenta a través de los pensamientos, palabras, expresiones y acciones que yo utilizaba!! También había ocasionado todo lo que en mi vida me había sucedido de una manera inconsciente, que seguramente yo misma había creado.
No había lugar para la casualidad. Todo era cuestión de programación, la ley de causa y efecto, de acción-reacción, simplemente todo.
Todo lo que yo enviaba en pensamiento, en palabra o en acción volvía hacia mí con más fuerza. Entonces tenía que escoger el tipo y la calidad de experiencias que quería vivir. Siendo a 100 % responsable de todo lo que me pasaba.
¡Genial!

En fin, sabía que yo podía hacer algo. No estaba obligada a continuar sufriendo. Ahí fue cuando me empecé a liberar. ¡Qué maravilloso regalo!
Entonces decidí en ese momento invertir el proceso y ver siempre los aspectos positivos en cada circunstancia esperando que llegara lo mejor. Así decidí ampliar los límites en los cuales había estado encerrada, habiendo caído en mi propia trampa. Empecé a cambiar las programaciones que había dentro de mí. Eso, por supuesto, implicaba hacer a un lado al ego. Y acepté aprender a vivir de otra manera. Esto fue una enorme lección de humildad ya que a menudo, en nuestra sociedad evolucionada e intelectual, todo el mundo inclusive yo, ¡creía saber más que los otros! ¡Qué falsa ilusión!

Poniendo toda mi atención en lo positivo, lo negativo empezó a desaparecer por sí solo, sin tener que retroceder a mi forma de pensar negativa y así me vi progresar a grandes pasos. Mi vida empezó a mejorar en todos aspectos.
No tenía ni qué analizar, ni explicar, ni buscar las causas, ni regresar al pasado como se hace en diferentes métodos intelectuales y mentales, tan largos, tan complicados y tan difíciles que te llevan a esforzarte a comprender con la mente pero sin cambiar de vibraciones y solamente te la pasas dando vueltas y vueltas y continúas viviendo en el pasado, o bien, reviviendo emociones negativas que te impiden avanzar.
Veía que mi manera de ser iba cambiando y al poner toda mi atención en lo positivo, atraía más y más situaciones positivas y empecé a crear en esta forma experiencias más armoniosas. ¡Esto era tan simple! La meditación y la sanación (quiero decir el re-equilibrio energético) me hacían cambiar de vibraciones.
Desde entonces repito lo siguiente: “esto es una forma rápida, simple y eficaz”!! Esta frase se convirtió en mi lema.
Y eso funciona por todo y para todos.
Cada quién decide lo que quiere en su vida. Claro eso implica cambiar y para ciertas personas eso es lo más difícil. Quieren que haya cambios en su vida pero sobre todo sin hacerse preguntas. Así es que le echan la culpa a las circunstancias o a las demás personas y piensan que la vida no es fácil. Éste es un comportamiento de una pobre víctima que sufre mucho.
Al aceptar la responsabilidad de su vida, al abrirse a la idea de que todo lo que pasa en el cuerpo o en la vida no es por “casualidad”, “accidente”, “coincidencia” o “fatalidad”, un Ser Humano puede dejar de comportarse como víctima y cambiar todo lo que no le conviene.
¡Qué maravilla!
¡Qué libertad!
Eso es crear su propia realidad.

n vez de creer que en la vida no se puede tener todo lo que uno quiere, decidí creer que todo era posible y que en todo momento puede uno tener todo lo que uno necesita y todo lo que uno quiere. Decidí también aceptar la facilidad y dejar de creer que todo tenía que ser difícil y complicado. A partir de ese instante supe que me merecía todo lo mejor.
Por supuesto, después de esto había que poner en práctica todos los días estos principios simples y positivos en todos los aspectos de mi vida.
Esto requería trabajar intensamente cada día, poniendo mucha atención y concentración a cada instante.
Empecé a vivir mi vida más conscientemente y a cambiar mis valores y también mi manera de pensar, hablar y actuar.
La meditación se convirtió en un nuevo hábito en mi vida cotidiana.
La sanación me iba permitiendo, al re-equilibrar mi sistema energético, eliminar, a niveles más profundos, todos mis bloqueos y a reforzar cada una de mis decisiones. También, eso me ayudó a abrirme para ayudar a los demás y saber compartir con otras personas ya que, durante muchos años, quería hacerlo todo yo sola pensando en que al pedir ayuda significaba que no tenía la capacidad de hacerlo por mí misma. ¡Qué error!
Poco a poco fui poniendo más atención a cada uno de mis pensamientos, a cada una de mis palabras y a cada uno de mis actos y ahí es cuando empecé a notar más conscientemente ese verdadero acondicionamiento negativo en el cual me había encontrado hasta ese momento. Me di cuenta con espanto el grado de esta programación negativa general e inconsciente.
Y empecé a cambiar rápidamente.
Algunos cambios en comparación con otros se hacían más rápido y con más facilidad, pero, ante todo, yo había decidido que ya no quería vivir como antes ¡nunca jamás! Ya no quería sufrir más ni físicamente ni tampoco sufrir ante las dificultades que se me presentaban en mi vida. Esta decisión me ayudaba a avanzar, a progresar y a cuestionarme a cada instante.
Evidentemente los efectos positivos se estaban manifestando muy rápido y me motivaban para continuar en esta nueva manera de vivir.
Por supuesto que ciertas personas, digamos, “con muy buenas intenciones” (pero muy negativas y escépticas) me querían disuadir para que nuevamente cambiara de dirección diciéndome que: “¡ni siquiera sabía si esto iba a ser duradero!” Aparentemente les parecía ¡demasiado bello para ser real!
Pero yo ya lo había comprobado en mi cuerpo físico, ya había dejado de sufrir y eso era un regalo maravilloso, el no sufrir aunque fuera quizás por un solo día, una semana, un mes, o un año. Por supuesto, valía la pena continuar progresando en esta nueva vía.
Algunas personas no podían entender el gran alivio y la gran felicidad que esto me proporcionaba, el no sufrir durante un día completo o por lo menos una hora. Yo prefería pensar que este bienestar no iba a detenerse ahí. Ya estaba cansada de escuchar hablar solamente de ideas negativas y de todas estas programaciones manipuladoras con un futuro sin esperanza de una mejoría por parte de los médicos, de los intelectuales y de todo un falso medio ambiente. ¡Lo peor, siempre lo peor! Puesto que lo mejor parecía utópico e irrealizable!!
De hecho, mi salud y mi vida nunca cesaron de mejorar a partir de ese momento; o sea, hace ya 22 años y todavía continúa mejorándose.
Evidentemente, no hice todo los cambios en una sola vez, cada día me esforzaba a cambiar. Cada día iba tomando más consciencia de lo que me pasaba y seguía adelante, ya que la vida misma es un cambio perpetuo y progresivo y sé que mientras siga en esta Tierra, seguiré aprendiendo y mejorando.
En cada momento, mi vida me mostraba dónde me encontraba de acuerdo a mis creencias y podía progresar cambiando poco a poco todos esos viejos esquemas negativos poniendo en práctica todo lo que nuevo que estaba aprendiendo.
Esta nueva forma de vida no se quedaba únicamente en teoría ni en buenas ideas ni tampoco era solamente un punto de vista del alma, sino una verdadera filosofía que había que experimentarla y vivirla a cada instante y en todos aspectos de la vida.
Todo eso era como volver a aprender a vivir
y volver a aprender a dar los primeros pasos como un bebé pero con nuevas bases y verdaderas creencias.
Todo lo que se presenta ante ti cada día (o sea, las gente que te rodea, los comportamientos y las situaciones en las cuales te encuentras ) es un espejo de todo lo que tienes al interior de ti mismo.
Tu vida refleja todas tus creencias.

Es importante cambiar con el fin de propagar estas energías positivas y crear una vida diaria más armoniosa, fácil y próspera, para ti, para todos los que están a tu alrededor e inclusive hasta para toda la humanidad entera.
En este mundo todos queremos vivir más felices, llenos de salud y de riquezas pero los malos hábitos y las creencias negativas tan extendidas impiden crear este estado natural de felicidad. Cada uno debe hacer algo para crear un mundo mejor y dejar de creer en la infelicidad, en la pobreza, en el sufrimiento, en la enfermedad, en los sacrificios como si fueran inevitables y como si formaran parte de la vida cotidiana.
Depende de cada uno el aceptar la felicidad y la abundancia que se nos brinda naturalmente.
Finalmente llegó el momento en que decidí aceptar ser feliz cada día hasta el fin de mi vida.
Y estoy convencida de que de esta manera podemos cambiar el mundo. Entre más gente positiva haya con vibraciones positivas más se llenará la Tierra de estas vibraciones, como una bola de nieve. Cada persona, de hecho, alimenta la consciencia planetaria de vibraciones, y cambiándola, por consecuencia, la consciencia colectiva cambiará también.
Participemos entonces al desarrollo y a la propagación de otros valores más positivos y más armoniosos para todos y cada uno de nosotros mismos.

UNTOS CREAMOS UN MUNDO DE ARMONÍA
JUNTOS REALICEMOS NUESTROS SUEÑOS


Marie-Rose PIPPOLINI